Expertos analizan el futuro del trabajo en Chile y entregan sugerencias para enfrentar la revolución 4.0
El mundo avanza a pasos agigantados y somos testigos de una gran revolución tecnológica que ha trastocado cada aspecto de nuestras vidas y donde la pandemia ha sido un acelerador de fenómenos que pensábamos que tardarían años en consolidarse, como el teletrabajo o la flexibilidad laboral.
En este contexto, el futuro del trabajo es una preocupación constante, no sólo de quienes gobiernan el país, sino que también de quienes producen conocimiento e información clave para tomar decisiones y mejorar la calidad la vida de las personas.
Es así como en el marco del trabajo de la Comisión Desafíos del Futuro, Ciencia, Tecnología e Innovación del Senado de Chile, la subcomisión “Futuro del Trabajo” publicó un documento que señala los principales desafíos y las dimensiones relevantes para elaborar una estrategia para el mundo del trabajo en Chile, en el contexto de la revolución 4.0.
El trabajo, coordinado por el investigador principal del Núcleo Milenio sobre la Evolución del Trabajo, Pablo Egaña, cuenta con la colaboración de una treintena de expertos- dentro de los que se encuentra la directora del Núcleo Milenio, Jeanne Lafortune- que se desempeñan en distintas universidades y organismos especializados del país.
Desigualdades persistentes
Según los expertos, antes de la pandemia Chile venía experimentando avances significativos en la mejora de la calidad de vida de la población. Sin embargo, la crisis sanitaria y económica producida por la llegada del Covid-19, produjo un retroceso importante que tiene hoy al país frente a un gran desafío de reactivación económica y social.
En este contexto, existen desigualdades transversales que caracterizan el mercado laboral nacional como la Participación Laboral Femenina (PLF), la cual, si bien antes de la pandemia aumentó significamente, con la llegada del Covid-19 se estancó. En ese sentido, se plantea que “a pesar de los avances pre-pandemia en PLF, la responsabilidad del trabajo no remunerado en Chile sigue recayendo principalmente en las mujeres”.
Otro factor son las desigualdades sociales y socioeconómicas, las cuales van en sincronía con la estructura del mercado laboral en Chile. Al respecto, se señala que “la legislación laboral chilena está construida sobre la idea del trabajador asalariado con empleo estable y formal, el cual no representa la totalidad de los trabajadores del país”. Esto merma la situación de una parte importante de la clase trabajadora que no se ajusta a este perfil y cuyas necesidades no siempre alcanzan a ser totalmente cubiertas con las ayudas sociales.
Finalmente, se aborda la desigualdad territorial, donde se identifican tres elementos relacionados al futuro del trabajo que impactan en la generación de éstas. Uno es la sustitución de la conmutación interregional (laborar en un lugar diferente al que se reside) por el trabajo online desde el hogar o la oficina central. Otro elemento es el drenaje de cerebros que se produce en el proceso de selección universitaria, donde los puntajes más altos se concentran en la capital del país, mientras que los más bajos lo hacen en las regiones. Y el tercer elemento es la concentración territorial de los dueños del capital, los trabajadores con ingresos altos y sus familias, lo cual profundiza las desigualdades de calidad de vida entre los habitantes, debido a la intensificación de las diferencias de acceso a bienes públicos y privados.
Según Egaña, resulta urgente enfocarse en las desigualdades, ya que en Chile las personas “parten de una base muy desigual, donde coexisten muchos mundos, tanto culturales como educativos, y el futuro del trabajo va a tender a amplificar estos mundos paralelos, por lo que a mucha gente le va a costar subirse al carro”. Para esto, asegura que es clave enfocarse en la capacitación y la entrega de herramientas.
El desafío de la 4ta revolución industrial
Según los expertos, la 4ta revolución industrial se caracteriza por un cambio tecnológico acelerado que ha transformado diversos aspectos de nuestras vidas. En ese sentido, se destaca que esta revolución se diferencia de otros procesos similares por su velocidad de expansión y la adopción de nuevas tecnologías, la cual no tiene precedentes. Esto, sin considerar que la pandemia ha acelerado muchos de esos procesos de transformación.
En relación con sus impactos en el mercado laboral, los cambios tecnológicos recientes se pueden agrupar en dos tipos: las tecnologías de automatización, que permiten automatizar tareas que tradicionalmente realizan seres humanos (como los drones) y las tecnologías de intermediación, que aumentan la capacidad de conectar la oferta con la demanda de servicios y bienes (como las plataformas digitales).
Ambos tipos de tecnología generan desafíos en el mundo del trabajo. Así, las tecnologías de automatización no sólo crean nuevos puestos, sino que también destruyen empleos. Por otra parte, los cambios tecnológicos redefinen las habilidades necesarias para el trabajo, donde se espera que las habilidades cognitivas avanzadas sean más valoradas y demandadas, a diferencia de aquellas relacionadas con la ejecución de tareas rutinarias. A su vez el uso de plataformas digitales, si bien beneficia a quienes requieren flexibilidad horaria, también se asocia a mayores niveles de precarización laboral y a la desprotección de los trabajadores.
El documento también menciona otras fuerzas de cambio relevantes a tener en cuenta tales como el cambio climático, el envejecimiento de la población y la migración.
¿Qué se propone?
Tras el análisis del escenario laboral del país y recogiendo la experiencia internacional, los expertos entregan a una serie de medidas, que apuntan a “afrontar y encauzar los cambios tecnológicos hacia una sociedad más inclusiva, sustentable y cohesionada”, donde enfatizan que su implementación debe tener un componente de diálogo social, que contemple la participación de todos los stakeholders.
Dentro de las medidas propuestas se incluyen:
· La implementación de un Consejo tripartito para el Futuro del Trabajo en Chile, que acuerden una estrategia para el futuro del trabajo en Chile y promuevan acciones de política pública de largo alcance.
· La formación de habilidades y competencias laborales para el siglo XXI, que apunte a un sistema integrado de formación y aprendizaje.
· El fortalecimiento de sindicatos y mecanismos de negociación colectiva, que apunte a un sistema balanceado de relaciones laborales.
· La modernización de la regulación laboral, que establezca garantías laborales universales.
· La extensión y adaptación de la Protección Social, donde se establezca un piso de protección social y se universalice.
· La disminución de las brechas de género, con políticas que corrijan la discriminación de las mujeres en el sistema educacional y en el mercado laboral.
· La generación de más y mejores datos laborales, con herramientas para monitorear los cambios en los distintos mercados laborales.
· Regulaciones en materia de privacidad, competencia y tributación, a través de la reglamentación en el uso de datos y la mejora de mecanismos de tributación.
De acuerdo a lo señalado por Egaña, se está evaluando profundizar el documento, a fin de avanzar en algunas acciones concretas que permitan enfrentar los cambios que ya están ocurriendo y que en el contexto actual podrían seguir acelerándose.